domingo, 31 de octubre de 2010

Barro tal vez...

Miles de ideas se agolpan en uno de los hemisferios y terminan en un “caos de tránsito” cuyos bocinazos no permiten diferenciarlas del ensordecedor ruido. Trato de limpiarlas, trato de eliminar ciertas dudas,  amplificadas como desde un altoparlante, que  gritan como la chica del MST,  son viejas y puritanas. “No hay que embarrarse” arremeten. “No tenés madera  para esas cosas” repiten. “No sos más que vos, nadie pensaría de eso modo” sentencian. “Estás sola en esto”. Allí, sin más,  todo se queda quieto, las ideas desaparecen, la vida se ralentiza y las bocinas callan. Todas esas voces atentan contra el movimiento, esas chicas agudas con altoparlantes logran una vez más que se desdibuje la sonrisa, que la alegría se vaya y que la fuerza se pierda.
 Ahora esta es la fucking situación, de golpe la realidad se convierte en tormenta. Dura sudestada cae sobre los techos de tantos. Pero al concluir las gotas surgen de la tierra las ideas, frágiles brotes aún. Frágiles pero firmes, verde convicción.
 Las respuestas a las verdades agudas nacen y el movimiento vuelve. Es imposible caminar bajo la lluvia y no mojarse. Ahí cae la primera. La coquetería en esta clase de entuertos no sirve para niente, la perfección no existe y mirar la película que hacen otros es demasiado fácil. En ese momento las banderas ajenas precipitan y las ideas cada vez más coloridas surgen del lodazal. De ese barro, de ese mismo barro en que tal vez estén muchos en este momento y en el que tantos nos vamos a meter. 

1 comentario: